Trabajo de Informática Grado Séptimo |
martes, 22 de enero de 2013
lunes, 21 de enero de 2013
miércoles, 9 de enero de 2013
TRAS LAS HUELLAS DE MI SER
La filosofía de Sócrates exhortaba al conocimiento
de uno mismo, un viaje que se convierte en un verdadero reto, tal vez por que a
muchos nos da miedo ahondar en nuestros recuerdos y quedar atrapados en ellos,
o porque quizás nadie nos ha puesto en situación de escucha para esa voz o para
esas voces, somos seres humanos mas dado a la inmediatez que al discernimiento
por afán del diario vivir, quizás solo en momentos como: fracasos
sentimentales, muerte y la enfermedad nos ponen en una postura introspectiva. Sin
duda alguna, el hecho que nos miremos a nosotros mismos en forma frecuente y
sistemática, nos ayudará a conocernos mejor. Este ejercicio no debe ser casual
o motivado por alguna situación de presión que estemos pasando, porque comenzar
a ser reflexivo, hasta estar en medio del momento difícil, no será provechoso;
debemos más bien mirar antes a nuestro mundo interior y advertir las zonas de
peligro para tratarlas a tiempo.
Es la fijación en nuestra autobiografía personal y
espiritual que nos permite el reconocimiento de nuestro ser, a partir de ese
recorrido hacia el fondo de nosotros mismos para encontrar hitos y huellas de los que somos hoy, esta
odisea se encamina a saber dar respuesta al interrogantes como ¿Por qué somos
como somos?, en este sentido la escritura se convierte en una herramienta, un
oráculo donde el punto de referencia somos nosotros mismos, es así como nuestra
vida, puede entonces, ser comprendida, evaluada, sopesada y lo mas importante
reconstruida. En esta época de
profundas transformaciones, que implica
un replanteamiento del pensamiento individual y colectivo.
Desde que fuimos concebidos inicia nuestro proyecto
de vida, que va mas allá de pasar por
simplemente las etapas biológicas de vida nacer, creer reproducir y morir, es encontrarnos
a nosotros mismos desde nuestro quehacer diario, enmarcados por un ambiente
familiar, escolar, laboral y social, con el fin de darle sentido a nuestras
vidas, como seres pensantes y reflexivos que somos.
Por
tanto no es posible el surgimiento de una transformación fundamental en una
sociedad a menos que el individuo se transforme. La educación se convierte en
el motor principal de la transformación social, ya que ella determina la clase
de individuos que se está produciendo, entonces vemos que la misión del docente
requiere una mente abierta al cambio,
resultado de una mirada introspectiva para el reconocimiento de su propio
ser, que debe condensarse en un enfoque inclusivo que se basa en la valoración
de la diversidad como elemento enriquecedor del proceso de
enseñanza-aprendizaje y en consecuencia favorecedor del desarrollo humano.
Reconoce que lo que nos caracteriza a los seres humanos es precisamente el
hecho de que somos distintos los unos a los otros y que por tanto, las
diferencias no constituyen excepciones. Desde esta lógica, la escuela no debe
obviarlas y actuar como sí todos los niños aprendiera de la misma forma, bajo
las mismas condiciones y a la misma velocidad, sino por el contrario, debe
desarrollar nuevas formas de enseñanza que tengan en cuenta y respondan a esa
diversidad de características y necesidades que presentan los alumnos.
Ser
formador más que un simple educador implica plantearse interrogantes tales
como: ¿Está el alumno dispuesto a asimilar todo lo que
escucha? .El maestro conocedor de la materia, es en muchos casos, un emisor de
la información, él sabe lo que dice, es
autoridad en su pequeño espacio, pero poco atiende a la actitud receptiva del
alumno, escasamente sabe de la disponibilidad de su sensación, de la amalgama
de emociones que se multiplican en el interior del estudiante hasta llenarlo de
todas las angustias, gigantes que devoran la energía del joven sin dejar
espacio para lo que el maestro pretende enseñar.
¿Quién
sabe lo que siente el alumno? Los grupos de clase en las escuelas se han
conformado de forma muy heterogénea, los estudiantes vienen de tipos diferentes
de familias, algunas muy disfuncionales que dejan profunda huella en ellos, con
poca capacidad de concentración, muy distraídos, con reducida capacidad de
captación, otros, con profundos resentimientos por las condiciones familiares,
personales o sociales por las que han atravesado, pocos, muy pocos en el estado
óptimo que les posibilita el aprendizaje en la escuela. De ahí la importancia,
que el maestro conozca la sensibilidad que presenta el alumno, sus necesidades,
pero sobre ese su mundo interior que envuelve al estudiante hasta, en
ocasiones, asfixiarlo sin más vida que su soledad.
La
sensibilidad, es la capacidad de vibrar de emocionarse, de reaccionar y que toca a la persona
emocionalmente. La vivencia psicológica que está presente, pone la mente en
contacto con el mundo exterior, pero, en muchas ocasiones, se da la vivencia de
la información interior, que está formada por la historia personal desde el
nacimiento y se logra por la suma de los impactos negativos y positivos que
quedan grabados en la sensibilidad, como cintas magnéticas, experiencias que
nos hacen reaccionar de una determinada manera frente al vivir cotidiano.
Con
frecuencia se forman quistes dolorosos del pasado dentro de nuestro cuerpo, exactamente
en nuestro espíritu que, al ser estimulados, reaccionan en forma exagerada con
agresiones o inhibiendo la respuesta en forma pasiva, y esta es la forma en la
que algunos estudiantes responden frente a la información escolar, frente a la
educación, a esas estrategias que el maestro ha implementado como parte de su
programa de trabajo, pero que no darán el resultado deseado, no porque les
falte ciencia, no porque les falte sustento pedagógico, sino porque el alumno
ha sido lastimado más allá de su capacidad de equilibrio y su actitud de
defensa ante las agresiones vividas, bloqueará toda posibilidad de respuesta.
Entonces, el maestro debe saber qué pasa dentro de sus alumnos para saber el
impacto de la información recibida, para saber que deberá sortear, cómo podrá
enfrentar el reto que cada alumno representa. Actualmente, las acciones
desarrolladas se han quedado mucho más en el nivel cognoscitivo, evaluaciones
en donde lo único que se explora es el nivel de la memoria, de la capacidad de
retención momentánea, aunque se ha querido ir más allá, poco se explora
realmente el fondo de la conducta de los adolescentes. En el
mejor de los casos, hay alumnos que vierten en un examen lo enseñado, hay otros
que hacen uso de la memorización o del aprendizaje de las formas de respuesta
que el maestro espera, pero esto no se transfiere como una experiencia de
aprendizaje. El ser humano es mucho más que mente, pero con frecuencia a la
escuela sólo le importa la información, las formas de aprendizaje de las condiciones
impuestas, desviándose del camino que apunta a una formación integral de la
persona.
Debemos
tener presente que, un muchacho primero se presenta al salón de clases sintiendo
y después pensando. Es por tanto, primero un sujeto emocional que puede dar
paso al cognoscente. Entonces, lo importante es cómo el alumno toma conciencia
de sus aprendizajes, cómo participa en la construcción de su proceso de
conocimiento, cómo maneja y aplica la información; no debemos olvidar que el
pensamiento del hombre no tiene una dimensión definida, ni tiempo, ni
espacio. Por eso el maestro debe ubicarse en el aquí y el ahora, y hacer sentir al grupo una
presencia real. Establecer, de alguna manera, las reglas de comunicación entre
él y el grupo, que los estudiantes sientan que están aquí, y entonces, es
cuando se puede iniciar la clase compartiendo en el grupo lo que sintieron:
¿Qué pasó en mí durante este tiempo de clases?, ¿qué me quedó de nuevo?, ¿qué
cosas ya sabía, pero que con el nuevo aprendizaje las retroalimente?, entonces
es cuando los estudiantes y el maestro podrán compartir las reflexiones acerca
de ¿qué me llevo hoy? Es la invitación al alumno a que, sin desprenderse del
presente, tenga todo el pensamiento atento para describir la sensación, con el
objeto de integrar la información para sí mismo.
Cuando
hablamos de educación y que el docente debe ser mejor, siempre pensamos en la
escuela o en una institución. Sin embargo hoy debemos hacernos la pregunta ¿a
quién corresponde la educación?, ¿Quién educa?, ¿Es responsabilidad de todos?
Por
tanto, la educación es una responsabilidad compartida en que interviene la
persona, la familia, la escuela y la sociedad que exige compromisos y
participación de todos. La familia es la influencia más fuerte en la educación,
la primera instancia educadora, donde el niño aprende lo que vive a través del
ejemplo, queramos o no, conscientes o no, el padre y la madre ocupan un papel
de transmisores de valores.
De
lo anterior se deduce que el papel
de los formadores no es tanto "enseñar", unos
conocimientos que tendrán una vigencia limitada y estarán siempre accesibles, sino
como ayudar a los estudiantes a "aprender a aprender" de
manera autónoma en esta cultura del cambio y promover su desarrollo
cognitivo y personal mediante posturas críticas y reflexivas.
Diana Burbano
UNA MIRADA HACIA EL DESARROLLO HUMANO
DESARROLLO HUMANO
Desde
la aparición del homo-sapiens, el ser humano ha sido capaz
de modificar el ambiente a través de sus actividades y se diferencia
de las otras especies debido a su capacidad de raciocinio y en el trascurrir
del tiempo
ha evolucionando puesto que ha tenido
que adaptarse a las condiciones de vida que se le presentan a través de la
historia.De aquí que el desarrollo humano se ha entendido como avance,
crecimiento y superación o en otras palabras como ese camino que conduce al
objetivo primordial de todo ser humano que es satisfacer sus necesidades
básicas a partir de sus capacidades y a
medida en que se apropie del conocimiento y la información adecuada logrará la consecución
de una mejor vida. Como decía Aristóteles. "Alcanzar la plenitud del
florecimiento de las capacidades humanas es el sentido y fin de todo desarrollo”.
Sin
duda alguna el actor principal es el ser humano, pero no está solo, en el
contexto debemos incluir cuatro aspectos fundamentales: el político, el
económico, el ambiental y el social. Pero para buscar su equilibrio, es
indispensable una herramienta universal “la educación”, ligada directamente al desarrollo humano y al
progreso de nuestra sociedad desafortunadamente existen limitantes tales como la desigualdad, la inequidad, la falta de compromiso por
parte del sector político, y la falta de recursos económicos, marcan una divergencia en nuestra estructura
social; dicho de otra manera, los sectores privilegiados son aquellos que
cuentan con una mayor accesibilidad a la educación y por ende una mejor calidad
de vida que los sectores deprimidos que tienen poco o no tienen acceso a la
educación. Por tanto se requiere que los gobiernos operen bajo criterios de eficiencia, equidad y transparencia
en el momento de distribuir regalías y
no dejar que esos principios se han una
simple utopía.
Diana Burbano
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